jueves, 1 de marzo de 2012

Miradas.

Miradas. De complicidad. De amor. Ensoñadoras. Perdidas. Tristes.

Da igual como sean, son solo miradas, miradas que significan algo aunque ni uno mismo sepa qué. Son miradas que dejarán de significar, para ser otras.

Unos ojos ven, y miran. Ven belleza. La belleza que otros ojos no pueden ver. La belleza que todos los ojos sueñan con llegar a observar. La belleza que solo el amor puede llegar a crear. Esa belleza que, para mi, tú tienes.

Mis ojos te observan y también ven que, lentamente bajas tus labios por mi cuello, desnudándonos poco a poco hasta que quedamos completamente desnudos. Haciendo el amor descubrimos lo que es el placer absoluto, el placer de amar y ser amado, el placer de poder sentir cada milímetro de la piel del que amas en la tuya.

-Soy tuyo.- Dice él.
-Y yo soy tuya.- Dice ella.

El amor tiene que ser escuchado, el amor tiene que ser saboreado, visto… Pero sobre todo, hay que sentirlo.

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