Miradas. De complicidad. De amor. Ensoñadoras. Perdidas. Tristes.
Da igual como sean, son solo miradas, miradas que significan algo aunque ni uno mismo sepa qué. Son miradas que dejarán de significar, para ser otras.
Unos ojos ven, y miran. Ven belleza. La belleza que otros ojos no pueden ver. La belleza que todos los ojos sueñan con llegar a observar. La belleza que solo el amor puede llegar a crear. Esa belleza que, para mi, tú tienes.
Mis ojos te observan y también ven que, lentamente bajas tus labios por mi cuello, desnudándonos poco a poco hasta que quedamos completamente desnudos. Haciendo el amor descubrimos lo que es el placer absoluto, el placer de amar y ser amado, el placer de poder sentir cada milímetro de la piel del que amas en la tuya.
-Soy tuyo.- Dice él.
-Y yo soy tuya.- Dice ella.
El amor tiene que ser escuchado, el amor tiene que ser saboreado, visto… Pero sobre todo, hay que sentirlo.
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